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Columna sobre el emprendimiento y los jóvenes

Y tú... ¿Qué quieres ser cuando grande?

Es una escena habitual en parvularios y salas de prebásica que les pregunten a los alumnos ¿qué quieres ser cuando grande?, “quiero ser bombero”, dice uno con orgullo; una niña dice que quiere ser doctora como su mamá, otro un abogado, etc.

Que fácil es proyectarse cuando los sueños y objetivos no tienen el obstáculo de la realidad, especialmente con el conformismo y comodidad que nos caracteriza a los chilenos, lo que se hace mucho más evidente en el segmento entre los 18 y 22 años, en que a pesar de estar estudiando una carrera, no tienen proyecciones profesionales claras para los próximos diez años.

Por ejemplo, muchos jóvenes ni siquiera se han preguntado que camino tomar, si prefieren asegurarse un trabajo estable o asumir el riesgo que implica emprender algo propio . Alternativa a considerar si pensamos que hoy debiera ser cada día más fácil llevar a cabo proyectos personales e innovadores a la práctica, dada la gran cantidad de herramientas que tenemos a nuestra disposición. Sin embargo, pareciera que pese a las facilidades y las posibilidades de hacer cosas nuevas, se toma el camino fácil, de aprovechar lo que ya existe. Lo que se refleja gráficamente en el Reporte Nacional 2005 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que dice que sólo un 11% de la población adulta chilena entre 18 y 64 años de edad, está involucrada en actividades emprendedoras.

Emprendimiento se asocia con crear, innovar y desarrollar. ¿Pero por qué nuestra generación no está creando al ritmo y volumen que podría ser? Entre las causas podemos considerar la gran competencia profesional actual, que exige muchas veces tener un valor agregado dado por un postgrado o magíster, que no están a disposición de cualquier estudiante. La burocracia chilena tampoco facilita muchos las cosas a la hora de emprender y también hay que considerar el rol de las empresas al privilegiar la experiencia, sobre las iniciativas o ideas nuevas que un recién egresado podría aportar. Si además consideramos, el predominio del exitismo que nos obliga a triunfar de una manera rápida sin saborear esa satisfacción, lo que según dicen algunos, en algún momento de la vida nos pasa la cuenta.

Los jóvenes deben aprovechar las capacidades que tienen para alcanzar metas, utilizando la iniciativa, confianza y humildad como claves para desarrollar sus buenas ideas. Los instrumentos están a la mano, al igual que los problemas y trabas, sin embargo todo puede ser franqueable si hay ganas y fuerza para seguir adelante. Más importante que tener una buena idea es concretarla con éxito.

El futuro es incierto, por lo mismo comenzar a crear caminos debiera representar un tema prioritario para los jóvenes. Así, cuando ahora nos hagan la pregunta ¿qué quieres hacer en diez años más?, la respuesta ya no sea un misterio, porque estamos trabajando para eso. Cambiemos el conformismo por la ambición de ser más de lo que creemos podemos ser. He ahí el gran desafío.

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